EL GATO
Como el asombro ante una vieja espada
el horror ante un gato es algo incierto.
Desde siglos el hombre ha descubierto
el influjo feral de su mirada.
En sus cuencas parece no haber nada
y en sus ojos miramos los de un muerto,
la sombra de la luna en el desierto,
la muesca de una iota cincelada...
¿Qué profundo misterio nos acecha
en los ojos del gato que nos mira?
En el ámbar nictálope lo eterno
se insinúa. Al parecer la brecha
es temporal, aunque jamás expira...
(Quizás son las ventanas del Infierno)
el horror ante un gato es algo incierto.
Desde siglos el hombre ha descubierto
el influjo feral de su mirada.
En sus cuencas parece no haber nada
y en sus ojos miramos los de un muerto,
la sombra de la luna en el desierto,
la muesca de una iota cincelada...
¿Qué profundo misterio nos acecha
en los ojos del gato que nos mira?
En el ámbar nictálope lo eterno
se insinúa. Al parecer la brecha
es temporal, aunque jamás expira...
(Quizás son las ventanas del Infierno)
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