LUNA BACANAL
Mía es la luna de marmóreo ensueño
que en noches bacanales compartía
mis horas de tristeza y de alegría,
el momento de llanto o el risueño.
Yo levanto mi vaso y se lo enseño
olvidando el pesar que trajo el día,
donde se hace imposible la poesía
y en que lo perentorio es nuestro dueño.
Es única y eterna aquella luna
que cobija a los viejos bebedores
sumidos en sus místicos fervores.
No aceptaríamos otra. Ninguna.
No admite nuestra noche más siluetas
que aquella del buen vino y los poetas.
que en noches bacanales compartía
mis horas de tristeza y de alegría,
el momento de llanto o el risueño.
Yo levanto mi vaso y se lo enseño
olvidando el pesar que trajo el día,
donde se hace imposible la poesía
y en que lo perentorio es nuestro dueño.
Es única y eterna aquella luna
que cobija a los viejos bebedores
sumidos en sus místicos fervores.
No aceptaríamos otra. Ninguna.
No admite nuestra noche más siluetas
que aquella del buen vino y los poetas.
<< Inicio