POEMA
Por amor al pobre oficio del arte,
quise urdir, también mis bagatelas.
Fui feliz en esa enorme aventura
sin brújula y sin norte, sin posible
Itaca, sin Penélope ni espera.
Estos versos son el fruto engorroso
de ese afán al que otorgué mis años.
Con nada te obsequié, literatura,
no te queda conmigo deuda alguna,
y todo lo que soy, yo te lo debo;
mis sueños se nutren de tu llama,
mi espíritu es la sombra de tu signo.
quise urdir, también mis bagatelas.
Fui feliz en esa enorme aventura
sin brújula y sin norte, sin posible
Itaca, sin Penélope ni espera.
Estos versos son el fruto engorroso
de ese afán al que otorgué mis años.
Con nada te obsequié, literatura,
no te queda conmigo deuda alguna,
y todo lo que soy, yo te lo debo;
mis sueños se nutren de tu llama,
mi espíritu es la sombra de tu signo.
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